Reincidencia
ESTE ES UN POST ANTERIOR (PERO MUY ANTERIOR) SIN EMBARGO HE DECIDIDO COMPARTITLO DE NUEVO CON USTEDES. SALUDOS
Para poseer a una mujer.
En memoria de Julio Cortázar.
Aflójese la corbata, en dado caso que la use, sino proceda con dignidad a acariciar lentamente a la mujer elegida. Nunca se abalance sobre ella aplastándola con su peso o queriendo meter mano en la entrepierna.
Si la mujer es propia su tarea inicia y termina de forma cotidiana, será sencillo, pero no divertido. En cambio si la mujer es ajena sabrá mejor el suplicio del remordimiento en las tardes lluviosas.
Lo más recomendable es que sea una desconocida, pero no una desconocida cualquiera. Se recomiendan aquellas a quienes se les encuentra solas a la entrada de un cine o en un café. Atrás quedaron los amores de barra, usted sabe, es más difícil disfrutar tranquilamente de una buena cerveza las noches de verano. A las mujeres que se les encuentra solas en los cines o en los cafés, por lo general les pasa algo sublime como una ruptura amorosa, el fallecimiento de un ser amado, un aborto, etcétera, que le facilitará la tarea de don Juan que acaba usted de emprender. Aunque suelen ser ariscas y remilgosas, caerán si usted las mira dulcemente e inicia una plática relacionada con el clima y la debilidad que siente por las películas de Woddy Allen. El problema con ellas es que lloran con facilidad al ver caer las hojas de los árboles en otoño y no pueden pasar por una dulcería sin comprar un chocolate.
Otra especie muy recomendable y en peligro de extinción son las que van a museos y recitales o que se les encuentra por los pasillos de una librería vieja. Estas suelen ser más alegres, pero no por ello menos fatales, sobretodo las últimas, quienes al agacharse a ver un libro en el último estante, olvidan que traen falda corta y pantaletas de leopardo. No es de extrañarse encontrarlas siempre distraídas con la mirada fija en el infinito y que se percaten de su presencia sólo si intenta quitarles de la mano un libro de antropología de género o de Simone de Beauvoir. Estas son definitivamente menos envolventes y más fáciles de evadir que las primeras, ellas nunca se enfrascan en relaciones superficiales, son más cerebrales, pero no por ello menos apasionadas. El problema con ellas que necesitará más tiempo del requerido, pues por lo general se encuentran en un terrible dilema entre el ser y el devenir y nunca se percatan de la realidad.
Pero pasemos al tema de la posesión. Una vez que haya usted elegido la víctima, afile la mirada, use la boca y permita actuar a las neuronas antes que a las hormonas, no la mire fijamente a los ojos, puede quedar encantado, deténgase mejor el admirar el grano que todas ocultan, el bigotillo sin depilar, esto le ayudará a no dejarse marear por cupido y pensar que esa mujer puede ser la de sus sueños y por favor, no busqué en lugares comunes como los parques, las oficinas, los restaurantes y las escuelas, corre el riesgo de encontrar mujeres, que por lo general se encuentran desesperadas por cazar. NO invente historias, NO sea sincero, simplemente dígales lo que quieran oír y no se desvele en buscar la flor adecuada que llevará en la solapa a ellas les importa más lo que llevan en el bolsillo derecho.
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