Mi pueblo, mi pueblo... ¿de donde me viene esa nostalgia?

Pos a mí me nacieron en Tijuana,un octubre lluvioso y gris que me dejo el llanto y el gusto por los inviernos tempestuosos. Pero, a pesar de ello, llevo en la piel el reflejo del sol mexicalense, el mismo sol y la brisa del desierto, que largos veranos me hicieron feliz en la infancia de tardes como rebanadas de sandía y mangos con chile, raspados de tamarindo y leyendas de la abuela. En la sangre, en los pulmones y entre el tejido,llevo oxígeno con olor a cebada, me nutrí de pan tecatense, cocido en hornos de leña de la Sierra de Juárez y hay todavía tierra roja atrapada en los ojos de Tecate.La melodía del mar ensenadense, todavía de vez en cuando me arrulla, esa misma melodía de la tarde aquella, en que casi me hace una más de sus criaturas. Todavía conservo y de vez en cuando cuelgo a mi cuello los caracolitos recolectados en Rosarito, los mismos que recogimos en un peñasco después de haber comido langosta y tortillitas de harina recien hechas. Llevo una tarde de agua tibia en San Felipe grabada a mi sentimiento, que tuve que aquietar con unos tragos de cerveza regional y las luces del "Diablito" de un 23 de diciembre en Piedras Gordas, la Rumorosa, brillan en mis pupilas como queriendo atraer a los planetas que vimos en el Observatorio de San Pedro Mártir. Algún día volveré a disfrutar de la brisa de Mulaguen, acostada en una hamaca, con un coco en la mano y el calor de Cataviña me hará saber que no me he muerto.. No me siga preguntando, donde más es que está mi pueblo, porque rememoro... ¿Y tu pueblo Patto?