un poco de ajenjo

De las alas del hada verde para sus débiles mentes

viernes, octubre 15, 2004

Instrucciones medievales para arrancar una mandrágora



Para recolectar esta mágica raíz es necesario que la bruja espere a que haya luna llena. Entonces debe localizar la planta requerida. Para su recolección deberá prepararse con una cornetilla, un hueso o un trozo de carne, un poco de cera de abeja y un perro negro hambriento. Una vez que haya caído la noche, la bruja debe encaminarse sola al lugar donde se encuentra la raíz, entonces debe atar al perro al tallo de la planta, cuidando de no tirar de ella. Una vez que haya atado al perro, se rellenará cada oído con un tapón de cera de abeja y debe comenzar a soplar la cornetilla con todas sus fuerzas mientras le enseña el hueso al perro, para atraerlo. El perro, por el afán de alcanzar el hueso o la carne, comenzará a ladrar y a tirar de la planta. Con el sonido de la cornetilla, los ladridos del perro y con los oídos tapados por la cera, la brujano podrá escuchar los gritos de la mandrágora y así no morirá cuando esta lance su terrible y mortal grito. Teofrasto aconseja trazar tres círculos con una espada en torno a la planta y arrancarla mirando al Oriente. Otro método es amarrar al perro hambriento al cuello de la mandrágora y tirar un trozo de carne lejos de su alcance. El perro intentará alcanzar la carne, cuando comience a tirar de la mandrágora, el perro escuchará el grito y morirá, pero la bruja quedará protegida.

La mandrágora procede del esperma de hombres colgados de la horca o aplastados por las ruedas... Este se ha licuando y se ha vertido con la grasa, cayendo gota a gota en tierra, que, sin duda, por la frecuencia de los cadáveres colgados, debe de estar feraz y untuosa como la de un cementerio. Esta planta crece en bosques sombríos, a la vereda de ríos y arroyos donde la luz del sol no penetra. Su raíz es gruesa, larga, generalmente dividida en dos o tres ramificaciones de color blancuzco que se extienden por el suelo; sus hojas son de un tono verde oscuro; sus flores son blancas, ligeramente teñidas de púrpura; el fruto es parecido a una manzana pequeña y exhala un olor fétido. Quien se atreve a arrancarla de su sitio sin la precaución debida con seguiridad enloquecerá o morirá al instante.

La mandrágora es de gran utilidad ya que tiene grandes poderes curativos. Las hojas de mandrágora hervidas en leche se aplican a las úlceras; la raíz fresca se usa como purgante y macerada y mezclada con espíritus blancos se administra oralmente para producir sueño o analgesia evitando el ataque de los demonios, el baile de San Vito y la melancolía. En tiempos de Plinio ya se empleaba como anestésico dándole al paciente un pedazo de raíz para que la comiera antes de realizar una operación. Para la idiotez, que es enfermedad del diablo o posesión demoniaca, tomar del cuerpo de la planta llamada mandrágora el peso de tres peniques, administrarla para beber en agua caliente. El enfermo pronto se curará. También se recomienda como afrodisiaco y para curar la infertilidad.

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