un poco de ajenjo

De las alas del hada verde para sus débiles mentes

martes, junio 13, 2006

Martes 13 y San Antonio de Padua

En martes 13, ni te cases, ni te embarques, ni de tu casa te apartes, así reza el famoso dicho. Otros tantos habrá, pero este es el más popular, añadele a esto que es el día de San Antonio de Padua, santo patrono de los pobres y muy socorrido por las solteronas que buscan novio, las mujeres estériles y por quienes han perdido algún objeto de alto valor o estima.

Mi abue me contaba que hace tiempo en Mineral del Monte (Guanajuato, no vayan a creer que me estoy inventando un pueblo como Comala, Macondo o Sta. María), había una mujer bonita que por angas o por mangas se dedicaba a la vida (mal llamada) "alegre", la cosa es que conforme pasaba el tiempo, esta mujer se fue sintiendo sola, porque no tenía a nadie, pero a nadie en ese pueblo, la cosa es que intentaba por todos los medios quedar preñada. Un día una de sus compañeras le dijo:

-"Pos pídele a San Antonio"
-"¿San Antonio de Padua? Pero si yo no quiero marido, quiero un niño, un hijo."
-"Pos por eso, a San Antonio de Padua se le puede pedir, ánimate mujer."

La mujer dejó la vida alegre, comenzó a ir a la iglesia, le encendía velas a San Antonio y le rezaba novenas suplicando por un hijo, prometiendo no volver a la vida de burdel si se lo concedía. Y un buen día ¡sucedió el milagro! La mujer quedó embarazada y con gran alegría esperó el nacimiento de su nene. Nació lindo, precioso, ojos miel, cabello oscuro, en verdad lindo, decía mi abue. Claro que lo llamó Antonio, en honor del santo. Un día cuando lo llevó a prenderle una vela al santo, como de costumbre, para dar gracias, una vieja se le acercó. Viendo fijamente al nene, que estaba por cumplir los 5 años. La mujer la vió acercarse y tomó a su niño en brazos temiendo que la vieja quisiera robárselo. La vieja se le acerco y senalandolo con el dedo le dijo:

-Ese niño se lo pediste a San Antonio, ¿verdad?
-Sí, hace 4 años San Antonio intercedió por mí ante dios y me mandó a mi angelito
-¡Ay, mujer, ten cuidado, ten cuidado!- Los ojos de la vieja se humedecieron. -San Antonio da los niños, pero también los quita, cuídalo, cuídalo."

La vieja se fue. La mujer abrazando a su niño con temor se fue a su casa. Asustada le contó a su comadre.

-"No te preocupes mujer, habladas de vieja loca."

La cosa es que ya se acercaba la fiesta de San Antonio de Padua, cuando todos iban a dejarle sus ofrendas, dando gracias algunos, casi todos pidiendo, las solteras cogándole lacitos rojos, pidiéndoles a los muchachos solteros un centavito hasta juntar 13 para ofrecérselos al santo a cambio de novio. Ya en su casa lo pondrían de cabeza. Eso de "robarle" al niño ya no pasaba tan seguido y menos desde que el padre los había amenazado con la excomunión. Otros ibas a pedirle encontrar lo perdido, desde una medallita, una vaca, hasta la prenda amada... Ella siempre vestía a su niño de fraile, así como san Antonio y le ponía bajo el brazo un libro y en una manita una azucena, objetos muy relacionados con el santo, y lo llevaba a dar gracias. Ya tenía todo arreglado para llevar al niño al día siguiente, cuando de pronto notó que su niño ardía en fiebre. Le puso paños humedos, le dió infusiones, cuanta cosa, llamó a su comadre, fueron a despertar al doctor, la fiebre no cedía, el doctor no les daba explicaciones, toda la noche intentaron en vano bajarle la fiebre, el niño se les moría. La mujer vuelta loca, vistió a su niño y jurando que San Antonio se lo libraría se lo llevó de mañana donde el santo. Lo llevaba en brazos y en medio de la multitud se fue acercando a donde estaba el santo de bulto. Las lágrimas le corrían por la cara, pedía al santo que librara a su hijo del sufrimiento y el milagro volvió a ocurrir, el santo libró al niño del sufrimiento. Cuando la fiesta de San Antonio terminó, fue difícil quitarle el cuerpecito sin vida a la mujer, que vuelta loca repetía las palabras de la vieja: "San Antonio da los niños, pero también los quita".

Hasta ahí llega la historia que mi abuela muchas veces me contó. Por eso a veces dudo en pedirle algo a San Antonio y luego el martes 13...



Para que no se queden con muy mal sabor de boca un chistecito:

Una solterona se arrodillaba diariamente ante el altar de San Antonio de Padua formulándole siempre la misma petición:

- San Antonio, por favor, búscame un novio.

Y así un día y otro día, pidiéndole al de Padua siempre lo mismo.

- San Antonio, por favor, búscame un novio.

Hasta que un buen día, ese Niño Jesús que el Santo acostumbra a llevar en sus brazos le responde:

- Pero mujer, ¿y si no te conviene?

A lo que la solterona rezadora le responde airada:

- ¡Cállate, mocoso! ¡Qué sabrás tú de estas cosas!

1 Comentarios:

Blogger Cazador de Tatuajes dijo...

Si los segundones de Dios son tan Hijosdepú ¿que se puede esperar del mero mero?

4:21 p.m.  

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